Seguro que todos conocéis esta receta aunque la versión de hoy tiene un toque especial: un poquito de canela que le aporta un matiz sorprendente y muy agradable al plato. Por supuesto se puede prescindir de él si preferís la versión más tradicional que está igual de rica.
Seguro que algunos estaréis pensando: ¿Canela en una salsa de tomate con atún? Sí, no me he vuelto loca, ni Jamie tampoco. Ya sé que muchos la asociáis sólo con cosas dulces pero si os invitara a probar una Moussaka seguro que os chuparíais los dedos sin imaginar si quiera que la culpa de ese sabor tan especial se debe en buena medida al toque de canela. Una moussaka sin canela es como un día sin sol y aunque esta versión de la puttanesca es originaria de Sicilia, no puede ocultar su clara influencia helénica. No en vano durante muchos años las ciudades del sur de la península Itálica así como de Sicilia fueron colonias griegas y su legado gastronómico se hace patente sobre todo en la zona este de la isla en ciudades como Mesina, Catania o Siracusa.
Los orígenes de este popular plato italiano (cuyo nombre en español podría ser algo así como: espaguetis al estilo pilingui) parece que se sitúan en la zona del puerto napolitano. Según relata Claudia Roden Roden en su libro The Food of Italy, es un plato que surgió en la década de los cincuenta. Sin embargo, han sido muchos los estudiosos que han querido desvelar el secreto que se esconde detrás de su peculiar etimología, sin llegar a ningún tipo de consenso. Son muchísimas las historias que circulan alrededor de este plato.
Para algunos su nombre se debe a que las prospitutas de Nápoles acostumbraban a prepararlo porque por su rapidez podían elaborarlo fácilmente entre servicio y servicio ya que los burdeles de aquella época eran casas particulares. Otra variante de la anterior cuenta que como las prostitutas trasnochaban, a la mañana siguiente ya era tarde cuando acudían al mercado y tenían que conformarse con comprar lo que quedaba. Con esos restos elaboraban la salsa puttanesca. Otras versiones hablan de una madame llamada Yvette que tenía una casa de comidas cerca de su burdel. En la carta del establecimiento habría incluído este plato como tributo a su profesión. Otros creen que el nombre vino dado porque en los prostíbulos, para atraer y seducir a los clientes, las chicas utilizaban ropa interior de colores brillantes y sugerentes. Los colores de esas prendas son los mismos que nos encontramos en la salsa que lleva su nombre: el verde del perejil, el rojo del tomate, el negro de las aceitunas, el grante de las cayenas porque por supuesto lo que no podía faltar nunca era el toque picante. Desde luego, lo que no les faltaba era imaginación.
Seguro que algunos estaréis pensando: ¿Canela en una salsa de tomate con atún? Sí, no me he vuelto loca, ni Jamie tampoco. Ya sé que muchos la asociáis sólo con cosas dulces pero si os invitara a probar una Moussaka seguro que os chuparíais los dedos sin imaginar si quiera que la culpa de ese sabor tan especial se debe en buena medida al toque de canela. Una moussaka sin canela es como un día sin sol y aunque esta versión de la puttanesca es originaria de Sicilia, no puede ocultar su clara influencia helénica. No en vano durante muchos años las ciudades del sur de la península Itálica así como de Sicilia fueron colonias griegas y su legado gastronómico se hace patente sobre todo en la zona este de la isla en ciudades como Mesina, Catania o Siracusa.
Los orígenes de este popular plato italiano (cuyo nombre en español podría ser algo así como: espaguetis al estilo pilingui) parece que se sitúan en la zona del puerto napolitano. Según relata Claudia Roden Roden en su libro The Food of Italy, es un plato que surgió en la década de los cincuenta. Sin embargo, han sido muchos los estudiosos que han querido desvelar el secreto que se esconde detrás de su peculiar etimología, sin llegar a ningún tipo de consenso. Son muchísimas las historias que circulan alrededor de este plato.
Para algunos su nombre se debe a que las prospitutas de Nápoles acostumbraban a prepararlo porque por su rapidez podían elaborarlo fácilmente entre servicio y servicio ya que los burdeles de aquella época eran casas particulares. Otra variante de la anterior cuenta que como las prostitutas trasnochaban, a la mañana siguiente ya era tarde cuando acudían al mercado y tenían que conformarse con comprar lo que quedaba. Con esos restos elaboraban la salsa puttanesca. Otras versiones hablan de una madame llamada Yvette que tenía una casa de comidas cerca de su burdel. En la carta del establecimiento habría incluído este plato como tributo a su profesión. Otros creen que el nombre vino dado porque en los prostíbulos, para atraer y seducir a los clientes, las chicas utilizaban ropa interior de colores brillantes y sugerentes. Los colores de esas prendas son los mismos que nos encontramos en la salsa que lleva su nombre: el verde del perejil, el rojo del tomate, el negro de las aceitunas, el grante de las cayenas porque por supuesto lo que no podía faltar nunca era el toque picante. Desde luego, lo que no les faltaba era imaginación.
4 cucharadas de aceite de oliva virgen, 2 cayenas, 3 dientes de ajo, una cucharadita de alcaparras previamente lavadas y escurridas, 3 filetes de anchoas, un buen puñado de perejil fresco, 175 grs. de atún en aceite, una pizca de canela, 10 aceitunas negras, 700 ml de salsa de tomate (si es casera mucho mejor), 35 grs. de parmesano, 500 grs. de espaguetis, una pizca de canela, un chorrito de aceite de oliva virgen extra para terminar
Empezamos poniendo 4 cucharadas de aceite de oliva en la sartén o en la cazuela donde vayamos a cocinar la salsa. Para aromatizarlo añadimos dos cayenas que desmenuzaremos con las manos, seguidamente tres dientes de ajo troceados muy pequeños (mejor con el machacador), una cucharadita de alcaparras y dos o tres filetes de anchoas. Picamos un puñado de perejil fresco y lo incorporamos a la sartén que tendremos a fuego medio junto con los demás ingredientes. Reservamos un poco más para espolvorear en el momento de servir. Seguidamente añadimos también el atún en aceite y ahora llega el momento de nuestro toque mágico, una pizca de canela. Si no os apetece no se la pongáis. Si os animáis con una pequeña cantidad es suficiente. Pero ¿cómo de pequeña? Pues bastará con lo que os quepa ente los dedos pulgar e índice. Haced ese gesto como si quisiérais coger un pellizco de sal y es pequeña cantidad bastará, sólo buscamos un ligero matiz. Lo mejor es probar la salsa antes de añadir la canela y luego a continuación. Si no notáis un matiz diferente podéis poner un poquito más, hasta que consigáis ese toque especial. Ahora cogemos diez aceitunas negras, las estrujamos entre los dedos para quitarles el hueso (así darán más sabor) y las añadimos también a nuestra sartén. Según decía Jamie, en esta receta no se trata de comer aceitunas sino de utilizarlas sólo para dar sabor. Y por último nos falta añadir la salsa de tomate. Mezclamos todo bien y dejamos al fuego durante un minuto para que se amalgamen los sabores.
Cocemos la pasta al dente en abundante agua con sal el tiempo que nos indique el fabricante. Cuando esté lista, con ayuda de unas pinzas la sacamos y la pasamos directamente a la cazuela donde reposa la salsa. No hace falta escurrirla del todo porque eso hará que se empape mejor de la salsa y no quede excesivamente seca. De hecho lo mejor es incorporar además una o dos cucharadas del agua de cocción a la salsa para logar que nos quede suelta. Removemos bien para mezclarlo todo. Espolvoreamos con el perejil que habíamos reservado y regamos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Jamie le añadía también un poco de zumo de limón pero yo no le puse porque en casa no gusta demasiado. Ahora ya sólo falta pasarlo a la fuente de servir y listo. Ya podemos disfrutar de una comida rica, rápida y realmente fácil.
Algunas acalaraciones sobre la receta
Hay que tener mucho cuidado después de manipular las cayenas y no tocarse los ojos sin lavarnos bien las manos porque todos los chiles contienen una sustancia, la capsaicina, que al contacto con determinadas zonas sensibles produce una sensación profunda de escozor o quemazón. Hay quien para evitarlo incluso utiliza guantes de látex al manipular las guindilla. Yo utilizo las manos y nunca he tenido ningún problema pero si no os atrevéis también podéis desmenuzar las cayenas entre dos trozos de papel de cocina y luego incorporar los pedacitos en la sartén.
Para este plato es mejor utilizar aceitunas con hueso porque tienen más sabor. Cómo vamos a utilizar sólo unas pocas no resulta engorroso deshuesarlas. Pero si sólo tenemos de las otras, podemos utilizarlas indistintamente.
Si utilizamos perejil seco en vez de fresco añadiremos menos cantidad, casi la mitad.
A mi los espaguetis me gusta que sean más bien gorditos. Será una manía mía pero los de marca blanca que venden en el super no los utilizo nunca porque las salsas no me saben igual. Prefiero unos tallarines. Cuando utilizo espaguetis suelo comprar siempre Barilla Nº 7, me encantan.
En un plato donde la salsa de tomate tiene tanto protagonismo se nota mucho la diferencia entre utilizar una salsa comprada o una casera. No hay color. Si os da un poco de pereza procurad comprar una que sea buena. Y si os animáis a prepararla casera veréis que es muy fácil y el resultado es mil veces mejor. Sólo tenéis que poner en una cazuela 2 cucharadas de aceite de oliva virgen. Cuando empiece a coger temperatura le añadimos un par de dientes de ajo picados bien pequeños (mejor con el machacador). Los rehogamos hasta que nos suba el olor del ajo (unos segundos). En ese momento añadimos un bote grande de tomate triturado extra (tiene menos agua que el normal). Salpimentamos, añadimos una cucharada de azúcar (para contrarrestar la acidez) y dejamos a fuego medio durante unos 25 minutos. Transcurrido ese tiempo apagamos el fuego y ya tenemos nuestra salsa lista para disfrutarla.
Cocemos la pasta al dente en abundante agua con sal el tiempo que nos indique el fabricante. Cuando esté lista, con ayuda de unas pinzas la sacamos y la pasamos directamente a la cazuela donde reposa la salsa. No hace falta escurrirla del todo porque eso hará que se empape mejor de la salsa y no quede excesivamente seca. De hecho lo mejor es incorporar además una o dos cucharadas del agua de cocción a la salsa para logar que nos quede suelta. Removemos bien para mezclarlo todo. Espolvoreamos con el perejil que habíamos reservado y regamos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Jamie le añadía también un poco de zumo de limón pero yo no le puse porque en casa no gusta demasiado. Ahora ya sólo falta pasarlo a la fuente de servir y listo. Ya podemos disfrutar de una comida rica, rápida y realmente fácil.
Algunas acalaraciones sobre la receta
Hay que tener mucho cuidado después de manipular las cayenas y no tocarse los ojos sin lavarnos bien las manos porque todos los chiles contienen una sustancia, la capsaicina, que al contacto con determinadas zonas sensibles produce una sensación profunda de escozor o quemazón. Hay quien para evitarlo incluso utiliza guantes de látex al manipular las guindilla. Yo utilizo las manos y nunca he tenido ningún problema pero si no os atrevéis también podéis desmenuzar las cayenas entre dos trozos de papel de cocina y luego incorporar los pedacitos en la sartén.
Para este plato es mejor utilizar aceitunas con hueso porque tienen más sabor. Cómo vamos a utilizar sólo unas pocas no resulta engorroso deshuesarlas. Pero si sólo tenemos de las otras, podemos utilizarlas indistintamente.
Si utilizamos perejil seco en vez de fresco añadiremos menos cantidad, casi la mitad.
A mi los espaguetis me gusta que sean más bien gorditos. Será una manía mía pero los de marca blanca que venden en el super no los utilizo nunca porque las salsas no me saben igual. Prefiero unos tallarines. Cuando utilizo espaguetis suelo comprar siempre Barilla Nº 7, me encantan.
En un plato donde la salsa de tomate tiene tanto protagonismo se nota mucho la diferencia entre utilizar una salsa comprada o una casera. No hay color. Si os da un poco de pereza procurad comprar una que sea buena. Y si os animáis a prepararla casera veréis que es muy fácil y el resultado es mil veces mejor. Sólo tenéis que poner en una cazuela 2 cucharadas de aceite de oliva virgen. Cuando empiece a coger temperatura le añadimos un par de dientes de ajo picados bien pequeños (mejor con el machacador). Los rehogamos hasta que nos suba el olor del ajo (unos segundos). En ese momento añadimos un bote grande de tomate triturado extra (tiene menos agua que el normal). Salpimentamos, añadimos una cucharada de azúcar (para contrarrestar la acidez) y dejamos a fuego medio durante unos 25 minutos. Transcurrido ese tiempo apagamos el fuego y ya tenemos nuestra salsa lista para disfrutarla.
Figurate que aunque conozco la receta, y la he probado, nunca la he preparado. Asi que como dices que está tan buena tomo nota para hacerla.
ResponderEliminarAbrazos.
mmmmm que buena pinta, tienen que estar deliciosos! un beso guapa :)
ResponderEliminarMuy interesante el post y tus recomendaciones, las anoto, al igual que la receta cuyo nombre siempre me ha sonado regular. Besitos.
ResponderEliminartienen una pinta deliciosa!!! Los haré con tomate casero, desde luego..
ResponderEliminarBesitos
La verdad que estos espaguetis tienen una pinta tremendamente buena, deben de estar deliciosos y bien completa la receta.
ResponderEliminar¿Sabes qué me pasó un día justo después de cortar unas cayenas...? pués que me lavé las manos y luego me quité las lentillas, madre mía, todavía me acuerdo de lo que me picaron los ojos, jajaja, tremendo, eso ya no se me olvida en la vida.
Besinos linda.
Las ideas de Jamie siempre son espectaculares y por muy raras que me parezcan siempre las pruebo y en un 99,9% acabo feliz. La receta de hoy tiene que ser seguro deliciosa y la probare seguro.
ResponderEliminarUna receta fantástica y unas fotos geniales...¡cómo siempre!. Yo ya estoy en modo "vacaciones", el viernes los peques acaban el cole y me voy a Asturias a pasar el verano, sobra decirte que si por casualidad pasas por allí me encantaría verte.....Te deseo todo lo mejor para este verano y que disfrutes y descanses mucho.
ResponderEliminarUn besazo
Ohhh!! Menudos espaguetis mas ricoooss... Seguro que estan geniales.
ResponderEliminarUnas fotos Fantasticcaaas!!
Muuak Muuak
¿canela? uhmmm, interesante aportación ;)
ResponderEliminarUn beso y feliz semana. Mua
Como siempre una entrada magnifica y llena del sabor Mediterraneo que te caracteriza amiga!!!:)
ResponderEliminartienes toda la razón, la canela es maravillosa en muchos platos, y yo tampoco concibo una moussaka sin ella, así que estos espaguetis seguro que serán igualmente maravillosos con ella.
la historia que hiciste a cerca de su origen me encantó..si es que es un guto pasar a verte querida Susana!
ah!!, yo también, Barilla nº7!!:)
cariños!
Justo la semana pasada mis suegros estuvieron en santoña y vinieron cargados de anchoas! Lo primero que dije fue: nos vamos a alimentar a base de pasta a la putanesca! jajaja
ResponderEliminarMe llevo tu receta, no había leído nunca lo del toque de canela, seguro que queda genial el contraste!
Muy interesantes tamibén todas las versiones del origen de la comida-pilingui... ;)
Un saludo, gracias por compartir tanto la receta como sus orígenes.
Natalia
Es uno de platillos de pasta favoritos, me enamora la historia de esta pasta, es tan...real, tan natural que es indiscutible el deseo de hacerlos...y viendo esta reteta que tu bordas de Jamie, mucho más!!
ResponderEliminarMil besis preciosa!!!
Una delicia, que has explicado de maravilla, muchas gracias. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarPorque me lo dices tu pero en la vida le podría yo canela a un plato así.....jejeje Probaré la próxima vez!
ResponderEliminaruy, sí, yo los probé! son muy ricos, con canela y anchoitas, sisisisisi. jamie es groso!
ResponderEliminarQue rico, la haré tal cual la explicas...besos
ResponderEliminarUmmm una receta deliciosa, si que había oído hablar de ellos. pero nunca los he cocinado, ahora ya tengo la receta, gracias por compartirla.
ResponderEliminarBesitos.
ah!! me encantan estas cosas, tengo que probarlos con el toque de canela!!
ResponderEliminarbesos
Me encanta la puttanesca, la hago a menudo pero nunca con canela, sera cuestion de probar. Me ha encantado conocer el origen con tu interesante entrada.
ResponderEliminarUn besito
Divinos, me encantan. Qué tendrá la pasta que a todos nos gusta y que tendrá J. Oliver que nos gusta a todas ;)
ResponderEliminarBesos guapa
Qué te puedo decir??? si es que me encanta la pasta!!!! eso sí, amiga esas fotos tuyas son de premio internacional. ¿De dónde sacas esas aceitunas? Si paracen salidas de un bodegón del Prado!!!! son perfectas!!!!! y ese atrezzo...vamos que me dejas patitiesa!
ResponderEliminarBesitos guapa!!!!
Una estupenda receta italiana, tienen que estar mu sabrosos. Un abrazo
ResponderEliminarUna entrada muy interesante explicando el origen de la salsa y dando la idea de la canela en la salsa. Besos.
ResponderEliminarTengo que probar ese toque de canela..... Me ha gustado la idea
ResponderEliminarSusana ¡como te documentas!. No tenia idea de todo lo que cuentas pero curiosidad ya tengo un rato de probar ese toque de canela (me encanta la canela).¿que no me encantara a mi????. Tus fotos, siempre preciosas, invitan a prepararla urgentemente.
ResponderEliminarBea
Qué foto tan bonita! Me encanta eso de la canela a mi también, seguro que le da un aroma fabuloso. Besos
ResponderEliminarMe gusta el toque de canela en platos dulces, pero también la he probado en algunos salados y me gusta igualmente. Un plato de espaguetis delicioso sea por la canela y por todos los ingredientes.
ResponderEliminarBesos.
Una foto espectacular, que nos invita a prepararnos éste maravilloso plato!!
ResponderEliminarun besazooooo
Una receta absolutamente fantástica y tan sencilla y rápida de preparar. La canela me gusta en los platos salados, les da un toque especial a las carnes por ejemplo, es el secreto de las albóndigas de mi mamá.
ResponderEliminarMe llevo la canela para la próxima vez que preparé pasta alla puttanesca.
Besos,
Palmira
Si hablas de cocina italiana, si hablas de Jamie, si hablas de Claudia Roden...entonces es que tenemos mucho en común.
ResponderEliminarY además la receta es de mis preferidas.
Un besote.
Susana, este es uno de mis plato sde pasta favoritos. Como nos suele ocurrir a todos a menudo, cuando vemos una receta publicada nos viene a la cabeza una historia asociada a ella. Y eso es lo que me ha ocurrido a mí. Recuerdo la primera vez que la comí, preparada por un amigo italiano, que me transportó al mismísimo cielo. "Esta es de las mías", pensé. Y hasta la fecha lo sigo afirmando.
ResponderEliminarEs una salsa con un sabor explosivo en su justa medida.
Te ha quedado fabulosa.
Bss
Mira que el nombre suena mal, eh! Pero estan taaan ricos.... jamie Oliver nunca falla!
ResponderEliminarBesos
Mónica
En mi casa esta receta es todo un éxito.
ResponderEliminar¡Qué buena es esta pasta!, borda las recetas italianas, no me pude resistir a su libro.
ResponderEliminarUn besito
Marialuisa
qué ricos estos no me los puedo perderrrrrrrrrr .) el jamie hace cosas bastante interesantes verdad? me encanta el nombre, suena a taco es genial jaja ;)
ResponderEliminarQue ricooooooo
ResponderEliminarMe encanta.
Hola guapa!
ResponderEliminarComo siempre una recetilla perfecta, tiene pinta de que os chupasteis los deditos, yo lo hubiera hecho seguro, jejeje.
Respecto a la etimología quien sabe? estas cosas de la historia, jajaja.
Un Besazo
A mí también me mola la cocina de Jamie, me quedo con la idea, te han quedado estupendos. Saludos!
ResponderEliminarMe encanta!!! y si la receta es de Jamie es un acierto seguro!!! Besos.
ResponderEliminarTambien soy fan de Jaime, me encanta por que casi siempre me sorprende ..... estos espaquetti son deliciosos aunque nunca les he puesto canela,la próxima vez la pongo pero sin decir nada para sorprender a los comensales je je
ResponderEliminarBesitos
Qué delicia de espaguetis...
ResponderEliminarYo suelo poner canela a los rellenos de carne, tipo moussaka, boloñesa, albóndigas... y nos encanta. Así que supongo que con una salsa puttanesca quedará también genial. Y te doy la razón con lo de la salsa de tomate casera.
Sea cual sea el origen de la palabra, hay que agradecer a las "pilinguis" que nos legaran una receta tan rica, jajaja.
Un besote, guapa.
Riquisima preparada asi.
ResponderEliminarCon la cayena, yo puedo decirte que un dia me quite las lentillas despues de haberla manipulado y despues de haberme lavado las manos, madre mia, que picor, escozor y de todo. Un horror.
Que delicia de pasta y encima de Jamie que me encanta.
ResponderEliminarY si, como la salsa casera ninguna, merece la pena hacerla y tenerla.
Besazos.