Seguro que más de uno estará tentado de no leer esta entrada porque los níscalos no son santo de su devoción. Si os digo la verdad, yo misma he pertenecido a ese club durante mucho tiempo. En realidad, siempre he disfrutado más cogiéndolos que comiéndolos pero eso ya es cosa del pasado. Ahora he descubierto que me encantan y la culpa la tiene la receta que hoy quiero compartir con vosotros. Quién sabe si a lo mejor os pasa como a mi.
En mis andanzas culinarias he descubierto que, no en pocas ocasiones, el hecho de que algunos alimentos no resulten especialmente apetecibles tiene más que ver con su preparación que con su falta de potencial. Sucede como con las personas. A algunos ingredientes, cuando les das otro toque, parece como si les hubieran pasado el Photoshop. Vamos que no los reconoce ni la madre que los parió.
En mis andanzas culinarias he descubierto que, no en pocas ocasiones, el hecho de que algunos alimentos no resulten especialmente apetecibles tiene más que ver con su preparación que con su falta de potencial. Sucede como con las personas. A algunos ingredientes, cuando les das otro toque, parece como si les hubieran pasado el Photoshop. Vamos que no los reconoce ni la madre que los parió.
La verdad es que en esta ocasión tengo que darles las gracias a mis tíos de Ontalvilla (Armando y Josefina) porque sin los níscalos que nos regalaron hace poco, nunca me habría puesto a experimentar y no habría disfrutado de esta experiencia inolvidable. Como sé el cariño con el que mis tíos los recogieron para nosotros pensé que tenía que darles un destino que estuviera a la altura de las circunstancias y a juzgar por los comentarios en la mesa creo que lo he conseguido porque fue de esas veces en las que entre los comensales hubo absoluta unanimidad. Ahora ya sé que el año que viene estaré esperando impaciente la llegada del otoño para saborearlos otra vez.
La verdad es que el ragú aromatizado con vino de Jerez resulta por si solo espectacular pero si además le añadimos unos huevos, patatas fritas y un toque final que luego os desvelaré, el resultado es un plato que si le dáis una oportunidad estoy segura de que os conquistará. ¿Queréis saber cómo prepararlo?
La verdad es que el ragú aromatizado con vino de Jerez resulta por si solo espectacular pero si además le añadimos unos huevos, patatas fritas y un toque final que luego os desvelaré, el resultado es un plato que si le dáis una oportunidad estoy segura de que os conquistará. ¿Queréis saber cómo prepararlo?